miércoles, 23 de octubre de 2013

En la mitología griega Asclepio o Asclepios (en griego Ἀσκληπιός), Esculapio para los romanos, fue el dios de la Medicina y la curación, venerado en Grecia en varios santuarios. El más importante era el de Epidauro en el Peloponeso donde se desarrolló una verdadera escuela de medicina. Se dice que la familia de Hipócrates descendía de este dios. Sus atributos se representan con serpientes enrolladas en un bastón, piñas, coronas de laurel, una cabra o un perro. El más común es el de la serpiente, animal que, según los antiguos, vivía tanto sobre la tierra como en su interior. Asclepio tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales.
Según nota de Bernard Simonay en su novela "El Templo de Horus", este dios surge como recuerdo y veneración al sabio egipcio Imhotep, que vivió 2.000 años antes.
Según cuenta la mitología, Asclepio era hijo de Apolo y de la mortal Coronis o Corónide. Antes de convertirse en dios fue un héroe de Tesalia (la región más grande de la antigua Grecia, limítrofe con la antigua Macedonia, Epiro y el mar Egeo al este). Existen varias versiones sobre el lugar y las circunstancias de su nacimiento. La más conocida es la que ha llegado a través de las narraciones del poeta griego Píndaro (siglo VI a. C.), donde narra los amores de Apolo con Corónide, hija del rey de Tesalia llamado Flegias. La unión de los amantes tuvo lugar en las orillas de la laguna Beobea, cerca de Lacerea, en Grecia. Apolo bajo la forma de un cisne dejó embarazada a Corónide y regresó a Delfos, dejándola bajo la vigilancia de un cuervo blanco o corneja. En este tiempo Corónide tuvo relaciones con el mortal Isquis, hijo de Élato (gobernador de la región del monte Cilene y conquistador de la Fócida, antigua región del centro de Grecia). La corneja voló hasta Apolo y le advirtió de los amoríos de Corónide. Apolo maldijo al animal condenándolo a llevar en adelante el color negro en lugar del blanco y mató a Corónide y antes de que la pira funeraria la incinerase, sacó de su vientre la criatura, que sería el futuro dios Asclepio. En otras versiones se dice que Apolo pidió a su hermana Artemisa la ejecución de esta muerte.
Otra versión de los hechos cuenta que el rey Flegias de Tesalia viajó al Peloponeso en compañía de su hija, para comprobar las riquezas que se guardaban en aquella región y planear su robo. Durante el viaje, Apolo sedujo a Corónide, que dio a luz en secreto al pie de una montaña llamada Mirtio, en tierras de Epidauro. Corónide dejó abandonado al niño que fue alimentado por una de las cabras del rebaño del pastor Arestanas y cuidado por su perro. Cuando Arestanas se enteró quedó admirado al ver la aureola que rodeaba al niño y pensando que era cosa de dioses no se atrevió a tocarlo y dejó que el destino se ocupara de su suerte.
Apolo confió el pequeño al centauro Quirón en el monte Pelión (lugar donde vivían los centauros y que envuelve el gran golfo de Volos, al sureste de Tesalia). El centauro lo instruyó en las artes de la medicina y de la caza. Intervinieron en su educación Apolo y Atenea. Esta última le entregó dos redomas llenas de sangre de la Gorgona. En una la sangre estaba envenenada y en la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos. El joven Asclepio se mostró siempre muy habilidoso y dispuesto y llegó a dominar el arte de la resurrección. Devolvió la vida a un gran número de personas importantes entre las que se encuentra Hipólito hijo de Teseo (el héroe del Ática cuyas principales hazañas tuvieron lugar en el Peloponeso). Practicó la medicina con gran éxito por lo que le levantaron santuarios en diversos puntos de Grecia.
El poder de resucitar a los muertos fue el motivo que indujo al dios Zeus para terminar con la vida de Asclepio. El dios Zeus no estaba muy conforme con la resurrección de los mortales pues temía que se complicase el orden del mundo. Cuando Asclepio resucitó a Hipólito en Trecén (Grecia), Zeus se enfadó muchísimo y mató a Asclepio con un rayo. Hipólito era hijo de Teseo y de una amazona. Teseo se casó después con Fedra, que odiaba a Hipólito y que incitó a su marido a que le diese muerte, dejando así el campo libre a sus futuros hijos que podrían heredar el reino. Pero Asclepio lo resucitó y Artemisa se lo llevó (a Hipólito) al santuario de Aricia en Italia. Apolo por su parte se irritó por la muerte de su hijo y en venganza mató a los cíclopes que habían fabricado el rayo asesino. Asclepio ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Serpentario u Ofiuco.

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